martes, 24 de agosto de 2010

Destrozar cosas. Desahogarme. Gritar.
No puedo creer que todo eso termine haciéndome sentir así... con sentimientos tan contradictorios.

Un piano me calma, haciendo que las lágrimas resvalen por mis mejillas. Sí, de nuevo. Sí, otra vez. Sí, lo sé.

He sido víctima de una traición que no esperaba. Mi canción para dormir me trae aromas de recuerdo. Latigazos en mi piel. Latigazos en mi mente. No. Sigue siendo la canción que me calma. Pero no me acucuna en sueños. Me ha dejado sola, con mis pesadillas. Se ha revelado contra mi alma, mi cuerpo, mi mente... haciéndome una marioneta de papel que se lleva el viento. Viento. Recorriéndome, haciéndome más consciente de esa traición.
Dime, ¿nunca has sido mía?

Y... es que aún tienes tanto que enseñarme...

No hay comentarios:

Publicar un comentario