lunes, 26 de julio de 2010

Respirando

Al día siguiente la playa me esperaba. Y con ella mis ojos negros.
Era increíble. Jamás se me había pasado por la cabeza lo que me ocurrió aquella noche.
Ahora no quería regresar. No quería volver a casa para encontrarme la misma mierda de siempre.

De día, intentábamos mantener una relación normal, aunque las carantoñas y las caricias en el agua eran inevitables.
Aveces echábamos a andar por la playa, vagando entre la arena y las olas, sin rumbo fijo. Solo el de nuestros besos.
Mi padre ya se estaba empezando a poner celoso, porque ahora me veía. Nos veía.

Lo más esperado eran las noches. En la playa. Los dos, y aveces con los niños. Tenía que cumplir la función de prima mayor. Pero siempre él conmigo. Podría describiros con precisión todo lo que llegaba a sentir estando con él, pero aparte de aburrido para quien quiera que me lea, sería interminable.

Era consciente que ese estado de felicidad en el que me veía sumida llegaría a su fin en cuestión de días.
Yo regresaría a Sevilla, y él a Lisboa. Volverán las clases, los trenes, la monotonía...


Por fin he despertado. Y no solo con ayuda de mi portugués favorito. Pero siempre nos quedarán las playas del Algarve portugués.
Ya no me siento estúpida, porque ahora sé lo que hago.

Estúpido es aquel que tiene la felicidad en la palma de la mano y la deja volar.
Estúpido es aquel que busca desesperadamente un cambio de 180º y cuando lo tiene le da miedo, mete el rabo entre las patas y sale corriendo, sin detenerse a mirar atrás.
Estúpido es aquel que piensan que todos los demás son estúpidos menos él/Ella.
¿Y me acusan ami de estúpida, cuando yo solo sigo a mis sentimientos, siempre? Es lo más fiable que tengo, porque aunque aveces se equivoquen, son sinceros. Me encantan mis impulsos. Y sí, aprendo de mis errores, siempre. Aunque haya gente que piense lo contrario. Ya solo queda pena. Menos mal, después de 21 días.

Ahora dejaré que todo fluya alrededor mía. Me limitaré a disfrutar sin pensar en nada, y sobre todo en nadie. Porque me lo merezco.

viernes, 23 de julio de 2010

El ave Fenix

El sol daba de lleno en mi cara. Me puse los cascos y eché a andar absorta en mis pensamientos.
Desde hacía dos días no eran los mismos. Algo en mí cambió, sin avisar. Ya no me dolía.
Aunque mi corazón seguía lleno de tiritas, ya no sangraba. No me merecía la pena seguir sufriendo para nada,
ni seguir pensando en lo que podría ser y no será. Al ver que mi cuerpo lo había superado, una sonrisa dibujo mi cara.

Una figura a lo lejos me miraba. Venía hacia mi, o yo hacia el. Andábamos en sentidos contrarios. Me levanté las gafas
para poder verlo mejor. Me sonaba su cara. Si. Caí en la cuenta de que era el mismo chico que se sentaba junto a
nuestras toallas desde hacía 3 días. No había reparado en él, pero esa vez si lo hize. Moreno de piel, alto, delgado,
con unas gafas de sol decorando su rostro y el pelo alborotado por el aire.
Al ver que me levantaba las gafas, el hizo lo mismo. Y Zás! cruce de miradas. Fueron apenas tres segundos, pero el
tiempo pareció pararse en mi. Ojos negros. Intensos. Labios carnosos y rosados. Apetecibles.
Nos miramos fijamente, tanto, que creí derretirme.

Seguimos nuestros caminos. Me quedé paralizada unos instantes, y volví la vista hacia atrás. Zás! de nuevo esos ojos.
Él también se había vuelto. De un respingo, me bajé las gafas y continué mi marcha hacia ningún lugar.
Me había quedado paralizada.

Volví. Mis primos jugaban con alguien a la pelota. Me tumbé en la toalla, y al volver la vista hacia atras... zás!
de nuevo el.
Las miradas eran frecuentes. Los gestos inevitables. Las sonrisas cómplices. Maldita sea...
El niño con el que jugaban mis primos, resultó ser su hermano pequeño. Guillermo. Iba y venía de nuestra sombrilla a
la suya con frecuencia hablando portugues. Nos dijo que en la escuela, todos tenían como lengua el español. Ví el cielo
abierto.


Mis primos quedaron con el por la noche. A las 11:00 hora portuguesa en la plaza. Y allí estaba yo. Allí estaba mi chico
de ojos negros, Diego, con el hermano pequeño, y con un balón. Bajamos a la playa.
La luna me miraba impetuosa y soberana, y proyectaba su luz contra las olas. Las estrellas junto con el viento,
cantaban una melodía angelical.

La verguenza se apoderaba de mi cada vez que lo miraba de cerca. Las conversaciones se hicieron fluidas en la arena.
Tenía 6 años de español, así que la comunicación fue fácl.
Los niños pronto se olvidaron de nosotros. 21 años me dijo. Uau... el futbol, los estudios, los hermanos, las vacaciones,
eran los temas de conversación que tratamos hasta que alguien nos interrumpió. Su hermano tenía frio, y quería ir a casa
a cojer la sudadera. Crucé un par de miradas con mi prima, que me entendió a la primera y se ofreció a ir con el. A ellos,
se les unió mi otro primo.

Solos, pensé. Seguimos charlando. Supo sacarme un par de carcajadas. Cada vez nuestras miradas eran más intensas, aunque
yo seguía sin poderle mirar a la cara mucho tiempo.

Sentía el frio en mi piel. Me pasó su mano sobre los hombros y no pude evitar mirarle. Tenía su sudadera puesta.
Ahora si estaba del todo agusto. Cinco segundos. Bajé la mirada. Volví a mirarlo cuando me dí cuenta de que no bajó el
brazo. Jugaba con mi pelo. Esta vez no podía apartarle la mirada. Puso su mano en mi nuca y me empujó levemente contra
el. Me opuse cuando nuestras narices se juntaron. Pero no me lo pensé. Me besó. Un beso corto, rápido. Buscaba mi
aprobación. Ahora se apoderaban de mi los impulsos. Le devolví el beso. Lento, saboreándole.
Mi mano se fue hacia el borde de su camiseta y lo empujé contra mi. Obedeció. La mano que le quedaba libre fue a parar
a mi mejilla.

Estubimos en la misma postura un tiempo.
Mi temperatura aumentaba tan facilmente como de costumbre. Parece ser que la
suya también. Millones de cosas pasaban por mi cabeza. Las bloqueé todas. Quería más de sus labios. No me importaban
las consecuencias. Volvió a besarme, esta vez con más ganas. Puso su mano en mi espalda y me invitó a sentame encima
suya. No me lo pensé. Todo fluía con normalidad. El sabor de esos labios borraron todas las cenizas de los anteriores.

Caí en la cuenta de que los pequeños estaban a punto de llegar e intenté normalizar la situación. En apenas 5 minutos
habían vuelto. Siguieron a lo suyo, jugando al balón.
Lo que más me sorprendió fue que no le importaba que su hermano estubiese allí. Seguía besándome de forma continuada.
Me encantó.

Miré la hora. Teníamos que volver. Insistió en acompañarnos a casa, y lo hicimos de la mano, besándonos cada vez que
se nos antojaba. Me despidió con un cálido beso a solas y un: " mañana nos vemos bonita".

Creía flotar cuando me acosté, después de una larga charla con mi madre.
El primer paso es la esencia del cambio, me dijo, y la amplitud de ese paso, depende de la naturaleza de cada uno.

Mañana será un nuevo día... =)

martes, 20 de julio de 2010

Nuevos Aires...

Hoy me he levantado, parece ser, un poco mejor.

Frio. Esta noche ha sido el frio el que no me dejaba dormir.

Sueño. Un poco lo de siempre. Alfinal mi pobre corazón no aguantará tantas batallitas.

Hoy veo las cosas de otro color. Sigo necesitandote, pero las mariposas me dan un respiro. Aunque no se por cuanto tiempo. Sigo echandote de menos, pero ya no de la misma forma. Parece ser que mi cuerpo hace caso al ambiente, y se relaja.

Planes. Me salen planes. Eso me anima.

16:38 de la tarde. Cojo el móvil y marco. No le doy a llamada. Millones de cosas pasan por mi mente. Lo necesito. Lo necesito. Lo necesito.
No. Borro. ¿Que pretendo? ¿Esque no soy lo suficientemente clara escribiendo?
Quizás no me leerá, pienso, quizás el no se acuerde, y no tenga ni mi número.
Me da igual. Todo lo que conlleva. No se cuanto más aguantaré. Pero lo haré.

La música una vez más es mi salvación. Me desespero en ese niño, que me canta. Never say never me dice... será cabrón.

Pongo rumbo a un nuevo día. Mañana. Solo me queda el mañana. Sin ti. Otro más. Que remedio. Solo... dame una señal. ¡Bah...! dejalo. Será más de lo mismo.

Si amar libremente es pecado, he pecado libremente para amar.

Perché gioia e dolore han lo stesso sapore con te
Vorrei soltanto che la notte ora velocemente andasse
E tutto ciò che hai di me di colpo non tornasse
E voglio amore e tutte le attenzioni che sai dare
E voglio indifferenza semmai mi vorrai ferire

Solo que ahora pueda pronto irse esta noche
Y lo que siempre me dijiste nunca mas regrese
Y quiero amor y todo lo que siempre sabes darme
Y quiero indiferencia si solo querrás herirme

(Perdón por las faltas de nuevo... xDD el poco tiempo que tengo... no lo gasto en corregir =) )

lunes, 19 de julio de 2010

Sin Salida

Me levanto. Imposible dormir.

La música de fondo no me anima. El silencio de la noche es lo que me desvela.

Salgo y miro por la ventana. Millones de estrellas me escuchan. Las miro, pidiendo algún tipo de ayuda. No responden.
Solo brillan. El viento me despeina. El sonido de los grillos me relaja. Me mezclo con la paz del ambiente.

Quiero salir. Andar. Perderme. Y volver cuando mis pies me lo ordenen.

Siento que éstas paredes de axfisian.

Necesito volar. Ir a la playa, y sentarme. Sin mas compañía que mi música.

Quiero estar sola. Sentirme a mi misma. No de un modo carnal.
Quiero escuchar las olas del mar, solas, las dos. Quiero que mis piernas se llenen de arena cuando me siente en ella
o me tumbe. Quiero llorar sin que nadie me escuche. Gritar. Quejarme. Sola.
Quiero explotar de una vez por todas, sacar la mierda que llevo dentro y que vuelve loca a mi mente y a mi cuerpo.

No soy yo. En estos últimos días todo me parece carente de sentido. Todo me da igual. No me importa
hacerme mas daño, no me importa llorar, ni estar triste. No me importa, ni siquiera, que me coman los mosquitos mientras
estoy aquí sentada, a las 3:13 de la madrugada. No me importa que pasen las horas.

Aun puedo imaginar cosas estúpidas. Una llamada, un mensaje...
Se que no volveré a verte. Ese sexto sentido me lo dice.No suelo equivocarme. Idiota, inútil, así me siento.Decepcionada
Sigo matando una a una las mariposas que creastes en mi estomago. Todavía. Tienen el antídoto.
Sigo repimiendo mis impulsos. No. No puedo hacerlo.
Pero lo necesito. Solo una vez mas. Pero ¿de que serviría? Solo te haría mas daño. No me importa tampoco.

Hace días que no hablo de como me siento con nadie. Solo con una pagina en blanco. Mi mejor amiga. Pienso, y algo en mi
cabeza me responde lo mas coherente, lo mas lógico, lo que diría a alguien en mi situación. Pero no me convence.
No hoy, no mañana.

Dijiste que me ibas a hacer de hierro. ¿De hierro? Mírame. No llego ni al cristal. Frágil. Prometí hacerte volar.
Y volamos. Pero no me enseñastes a aterrizar. Y me lastimé.

Indiferencia. ¿Eso es lo que sientes?
¿Que esperabas?, me dice mi cabeza, ¿lágrimas?¿un perdón?¿algo de sentimiento? No seas estúpida, idiota. Nunca sintió
nada por ti, lo sabes. Nunca te quiso. Y mirate, sufriendo inútilmente, porque no volverá. Nunca lo hará. No habrá llamadas en tu móvil, ni un mensaje. No habrá arrepentimiento en sus palabras, solo pena. Por ti. Compasión.

De nuevo las lágrimas. Estoy más sensible de lo que suelo. Dos putas semanas. Deberían haber bastado para sanar.
¿Dos semanas? ¿solo? Se me hacen eternas.

Voy a contrapie del mundo. No llevo el ritmo. ¿para que?
Yo simplemente callo, y asiento.

Shhh... no hagas ruido, me digo a mi misma, los demás duermen. Ahoga los sollozos con un poco de agua. Shhh... que no se entere nadie.
No se por cuanto tiempo seguiré necesitándote de esta forma. Ni cuanto mas te echaré de menos. Lo que se es que no puedo seguir mirando sin mirar, ni lamentándome de mi misma de esta forma, ni culpándome más.

¡Vete! ¡No des mas señales de que existes! ¡Que se borre todo de ti! ¡No más radio, no más escritos, no más recuerdos, no más fotos, no más! Porque voy a enloquecer de verdad, voy a sucumbir, caer al abismo.

No. No te vayas. Vuelve. solo el echo de pensar que otras manos te tocan, que otros labios te besan... No, mejor no pensarlo, aunque mi intuición está alerta. Algo en mi interior me dice que es así, que me haga a la idea.

Me levanto, miro de nuevo por la ventana. Respiro hondo. Tomo un poco de agua. Los mosquitos ya han tenido bastante festín por hoy. Voy a mi cama, donde la batalla no ha echo más que comenzar.


(Perdón por las faltas... no me he parado a mirarlas todas xD )

domingo, 18 de julio de 2010

Paseo

Primer día.

Primera noche. No mi mejor noche... Últimamente temo cerrar los ojos y dormir, algo que antes amaba.
No duermo, mi cuerpo solo descansa. En mi mente se libra una batalla.


Tumbada al sol parece que se olvidan los problemas. Pero solo parece. En frente mía se extienden millones de
kilómetros de un mar furioso. En viento ondea mi pelo. Sensación agradable.

Sonrisas, caricias, besos y palabras invaden mi pobre cabeza. Inevitable. Promesas rotas, tantas...

Giro la vista, con la esperanza de hacer desaparecer esa sensación de agobio. Pero solo veo arena infinita.
Suspiro. Mis ojos están apunto de explotar. Demasiada gente delante. No volveré a llorar con mi madre por esto.
Le afecta. Me entiende. La adoro. Ella es mi vía de salvación junto con la música. Se sienta junto ami,
y deja que llore, para luego hacerme entender y reflexionar. Es una sensación especial.

Vuelvo a la realidad. Decido ponerme los cascos. Las lágrimas desbordan mis ojos, y no quiero que sea allí.
Suerte que llevo las gafas.
Me levanto, y echo a andar. Sola. Una mano se aferra a la mía. Me giro y encuentro esa sonrisa. Me conoce demasiado
bien como para dejarme.
Echamos a andar, con Justin B en la oreja. Las olas rompen en nuestros pies, congelada.
Me sube las gafas, y exploto agachando la cabeza.
No te merece, me dice, no te merece. Sus manos rodean mi cuello. Es increíble que solo tenga 14 años.

Seguimos andando en silencio, solo roto en nuestros oídos por esa voz angelical. El sol calienta mi cara, y deja
la sombra atrás. Me coje la mano de nuevo. Noto su calidez contra la mía.
En un segundo de desaparición cierro el puño que me queda libre, deseando que mi deseo se cumpla. Miro hacia abajo.
Estúpida, sabes que nunca será como quieres. Nunca se cumplirán esas promesas. Pienso.

No se cuanto tiempo estuvimos andando, ni cuando mis lágrimas cesaron, pero el paseo me vino bien.

Llegamos a nuestro lugar de origen. Volvemos al coche, y ponemos rumbo a la pesca. Me distraigo con las chorradas de
mi padre. Sabe que algo pasa. Me abraza.

Contemplo inmutable el romper de las olas en las rocas y veo los pequeños peces que buscan comida en ellas. Me gustaría
ser ahora mismo ese pez que solo tiene que preocuparse de sí mismo.

Cae el sol, y volvemos a casa. Ducha, cena, cartas y... mañana será un nuevo día. Esperemos que mejor que el de hoy.

No consigo dormir... Se está convirtiendo en una costumbre poco sana.

viernes, 16 de julio de 2010

Cazadora Cazada

15 días...

15 días de sol, playa y arena. Creo que es lo que necesito. Pero alejarme tanto tiempo me asusta. Siento que al volver las cosas serán diferentes. Aunque... creo que no pueden ir a peor. Pero estoy empezando a acostumbrarme.



Una conversación en un coche me avisa de que estoy llegando al límite.
La promesa de un simple café me inquieta, me llama la atención.
¿Porque no decirlo? Estoy deseando ver esos ojos azules/verdes, aunque me cueste reconocerlo.
Tantos planes por delante harán que ese agujero de mi pecho se cierre del todo.


Sueño. Corro por un parque. La noche se ciñe sobre mi. Está oscuro. Alguien me persigue.
Voy esquivando las ramas de los árboles, hasta que tropiezo. Caigo y noto una risa en mi nuca. Asustada me giro lentamente para ver a mi cazador. Una capucha negra le tapa la cara, pero puedo reconocer su voz. Una sonrisa se dibuja en mi cara al entender que estaba a salvo... ¿ o no?. Sacó la mano de la túnica que vestía, y acarició mi cuello, como ya lo había hecho antes. El aire mecía mi pelo, y me daba esa sensación de alivio. De repente, sacó una especie de puñal del bolsillo, lo alzó, poniéndolo delante de la luna, y zás! en el centro del corazón. Una ráfaga de aire me dejó ver la cara del agresor. ¿Él?
Antes de desvanecerme, sólo recuerdo esos ojos verdes que una vez fueron mi delirio.

Desperté empapada en sudor. Me toqué el pecho. Parecía que no había nada, estaba sana y salva.
Tardé en volver a dormirme, pues cada vez que cerraba los ojos, estaban esos deseados ojos ahí, mirándome como lo hacían antes.

jueves, 15 de julio de 2010

1:28...

Ayer, 1:28 de la madrugada. Frágil.

Los recuerdos no me dejaban dormir. Inquieta.
Tanteé en la oscuridad buscando los cascos. Algo en la radio me hará dormir, pensé.

Otra vez la música como salvación.

Pulsé Radio FM en el móvil, y zás!

No recordaba cual era la última emisora que había escuchado. No me lo podía creer. ¿Casualidad? ¿Mala pata? Creo que una mezcla de ambos...

El timbre de una voz familiar recorrió todo mi cuerpo, enrizándome.
Esa voz, que juré no volver a escuchar.

Inevitablemente se abrió la caja con todos los recuerdos. De repente lo tenía susurrandome al oído. Me enloquecía.

Podía ver cada gesto que hacía, podía imaginarmelo.
Esa risa me mataba... Esa chispa... Me sentía derrotada.

Al cabo de media hora, la voz taladraba mi cabeza, y yo me defendía de la única manera inútil que sabía, convenciendome a mi misma de que no era real, que no era posible.

Agotada, acomodé la cabeza en la almohada y metí el móvil debajo.
Quería dejarme llevar. Quería que me envolviera. No podía luchar más contra ese sentimiento.

Escuché sólo esa voz, aun no siendo la única que había. Las palabras no tenían sentido en mi mente, pero ahí estaba yo, estúpida, idiota, torturándome. No me importaba las consecuencias de aquella noche.

Descubrí que esa voz seguía siendo mágica para mi cuando a la hora y media me desperté de la duermevela en la que me hayaba, tranquila, atontada.
Abrazada por una sensación familiar que hacía, hasta hace una semana y 4 días, que mi sueño fuese plácido y reconfortante.

Primera Noche

3:50

Sigo sin poder dormir... Ya no recordaba lo que era estar despierta tan tarde, sola. Pensando.En fin, mañana volveré a ser yo.

Rosa, no te preocupes. Ya no escuece tanto. Letras, son solo letras, una detrás de otras. Sílabas. Palabras. No hay más. Sólo confusión.

No. Sabes que no era normal. Tanto en tan poco. Quitate esa idea de la cabeza. Ahora veo que todo fue una sencilla locura.

No tenía sentido. Lo sabes. Las cosas necesitan su tiempo, y eso fue lo que faltó. ¿7 horas? Imposible sentir en 7 horas. ilógico. Imposible. Sólo fueron sentimientos confundidos...