viernes, 16 de julio de 2010

Cazadora Cazada

15 días...

15 días de sol, playa y arena. Creo que es lo que necesito. Pero alejarme tanto tiempo me asusta. Siento que al volver las cosas serán diferentes. Aunque... creo que no pueden ir a peor. Pero estoy empezando a acostumbrarme.



Una conversación en un coche me avisa de que estoy llegando al límite.
La promesa de un simple café me inquieta, me llama la atención.
¿Porque no decirlo? Estoy deseando ver esos ojos azules/verdes, aunque me cueste reconocerlo.
Tantos planes por delante harán que ese agujero de mi pecho se cierre del todo.


Sueño. Corro por un parque. La noche se ciñe sobre mi. Está oscuro. Alguien me persigue.
Voy esquivando las ramas de los árboles, hasta que tropiezo. Caigo y noto una risa en mi nuca. Asustada me giro lentamente para ver a mi cazador. Una capucha negra le tapa la cara, pero puedo reconocer su voz. Una sonrisa se dibuja en mi cara al entender que estaba a salvo... ¿ o no?. Sacó la mano de la túnica que vestía, y acarició mi cuello, como ya lo había hecho antes. El aire mecía mi pelo, y me daba esa sensación de alivio. De repente, sacó una especie de puñal del bolsillo, lo alzó, poniéndolo delante de la luna, y zás! en el centro del corazón. Una ráfaga de aire me dejó ver la cara del agresor. ¿Él?
Antes de desvanecerme, sólo recuerdo esos ojos verdes que una vez fueron mi delirio.

Desperté empapada en sudor. Me toqué el pecho. Parecía que no había nada, estaba sana y salva.
Tardé en volver a dormirme, pues cada vez que cerraba los ojos, estaban esos deseados ojos ahí, mirándome como lo hacían antes.

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