miércoles, 8 de septiembre de 2010

Sueños...

Me desperté empapada en sudor. El pijama que llevaba no dejaba respirar mi piel. No recordaba haberme vestido. Volví a cojer sueño rápido. Soñé que volvía a la rutina, ida y venida después de una jornada agotadora. Mi música era la única compañía. No recuerdo ningún detalle interesante de ese sueño. Salvo... Al llegar a casa, después de cenar y una relajante ducha, me fui directamente a la cama. Una llamada me espabila. No conozco el número, así que lo cojo sin pensar. ZAS! de nuevo esa voz... dios mio... otra vez no. No conseguí articular palabra. Solo hablaba y hablaba, dejandome sin aliento.

Desperté de nuevo sudando. Aturdida y sin saber donde estaba. Miré mi cuerpo, esta vez semidesnudo. Me llevé las manos a la cabeza cuando comprendí. Nunca me había sucedido algo así. ¿Había... soñado que soñaba? Me estaba volviendo totalmente loca... Y encima no había soñado cualquier cosa. Soñé con él.

Entonces, en ese preciso momento comprendí que todavía, donde quiera que se fabriquen los sueños, donde quiera que esté esa diminuta célula... ahí esta él.
Ahí estas tú.

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